—Hola, me llamo Carlos y soy internauta.
—Hola, Carlos !
—Llevo 163 días sin chatear.
—Enhorabuena, Carlos !
—Le doy la espalda al computador y ni siquiera intento encenderlo.
—Bravo, Carlos !
—Ayer arrojé la impresora por el balcón.
—Aleluya, Carlos !
—Hoy destruiré mis archivos de respaldo en disketes y cd’s.
—Eres uno de los nuestros, Carlos !
—Mañana, confío en atreverme a incendiar el disco duro.
—Valiente, valiente, valiente, Carlos !
—Pasado mañana, con el garrote ceremonial que ustedes me han proporcionado, destrozaré la pantalla del monitor en la que me veo reflejado.
—Así se habla, Carlos !
—Al día siguiente, le arrancaré al teclado las letras y números que me permitían conectarme con ese mundo luminoso que parpadeaba engañándome.
—Renuncias a internet y a todas sus tentaciones, Carlos?
—Renuncio !
—Confiesas que te extraviaste bajo el influjo de sus ilusiones perversas y su falso resplandor, Carlos?
—Confieso !
—Te sumas a esta congregación de almas lúcidas que contraponen la experiencia personal de la convivencia humana al delirio electrónico de la suplantación virtual, Carlos?
—Me sumo !
—Prometes integrarte a esta legión de hombres y mujeres liderados por la verdad, para combatir el extravío de paraísos artificiales, sustentados en el éter cibernético, Carlos?
—Prometo !
—Aceptas, entonces, asumir cabalmente tu identidad y ciudadanía, para honrar de cuerpo presente este compromiso irrenunciable de no internetear nunca jamás ni hacer uso de ningún instrumento fruto de la tecnología digital que nos agobia, Carlos?
—Acepto !
—Prodigas, de esta forma, la comunicación personal entre semejantes, llamando a cada quien por su nombre completo, sin abreviaturas ni alias, hablándonos cara a cara, tan cerca como para percibir nuestro aliento, de manera directa, honesta e inequívoca, Carlos?
—Prodigo !
—Hoy somos más grandes y fuertes en nuestra unidad. Hoy, rescatamos a Carlos. Hoy, tuvimos éxito y es tiempo de regocijarnos. Mañana, sin tregua, seguiremos combatiendo la confusión y el extravío de los artilugios que nos invaden. Abracemos con fervor a este nuevo Carlos redimido por la fuerza de la verdad incontestable.
—Hola, Carlos !
—Llevo 163 días sin chatear.
—Enhorabuena, Carlos !
—Le doy la espalda al computador y ni siquiera intento encenderlo.
—Bravo, Carlos !
—Ayer arrojé la impresora por el balcón.
—Aleluya, Carlos !
—Hoy destruiré mis archivos de respaldo en disketes y cd’s.
—Eres uno de los nuestros, Carlos !
—Mañana, confío en atreverme a incendiar el disco duro.
—Valiente, valiente, valiente, Carlos !
—Pasado mañana, con el garrote ceremonial que ustedes me han proporcionado, destrozaré la pantalla del monitor en la que me veo reflejado.
—Así se habla, Carlos !
—Al día siguiente, le arrancaré al teclado las letras y números que me permitían conectarme con ese mundo luminoso que parpadeaba engañándome.
—Renuncias a internet y a todas sus tentaciones, Carlos?
—Renuncio !
—Confiesas que te extraviaste bajo el influjo de sus ilusiones perversas y su falso resplandor, Carlos?
—Confieso !
—Te sumas a esta congregación de almas lúcidas que contraponen la experiencia personal de la convivencia humana al delirio electrónico de la suplantación virtual, Carlos?
—Me sumo !
—Prometes integrarte a esta legión de hombres y mujeres liderados por la verdad, para combatir el extravío de paraísos artificiales, sustentados en el éter cibernético, Carlos?
—Prometo !
—Aceptas, entonces, asumir cabalmente tu identidad y ciudadanía, para honrar de cuerpo presente este compromiso irrenunciable de no internetear nunca jamás ni hacer uso de ningún instrumento fruto de la tecnología digital que nos agobia, Carlos?
—Acepto !
—Prodigas, de esta forma, la comunicación personal entre semejantes, llamando a cada quien por su nombre completo, sin abreviaturas ni alias, hablándonos cara a cara, tan cerca como para percibir nuestro aliento, de manera directa, honesta e inequívoca, Carlos?
—Prodigo !
—Hoy somos más grandes y fuertes en nuestra unidad. Hoy, rescatamos a Carlos. Hoy, tuvimos éxito y es tiempo de regocijarnos. Mañana, sin tregua, seguiremos combatiendo la confusión y el extravío de los artilugios que nos invaden. Abracemos con fervor a este nuevo Carlos redimido por la fuerza de la verdad incontestable.
Hola soy Guido y soy compuhólico!
ResponderEliminarESTUPENDO
ResponderEliminarGracias por la(s) lectura(s) y comentario(s).
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